This Week's Story
Jocabed: A medida que creció dentro de mí, aprendí a amarlo y a temer la maldición de Faraón.

This Week’s Story relives American history and the Bible through brief inspiring stories presented on mp3 audio recordings and text for reading.
¡Salva a Mi Hijo! parte uno
“¡OHHHHHH! Ohhhhhh”. El grito de dolor de Jocabed se convirtió en un suave suspiro. Ella miró una cara pequeña con ojos que parecían verla. ¡No era posible! Los ojos de los bebés no pueden reconocer a sus mamás al nacer. Si el Faraón se salía con las suyas, este niño hermoso nunca más la vería.
La partera sosteniendo al recién nacido, había cortado su cordón umbilical. Jocabed pensó, ahora no estará dentro de mi vientre. No puedo protegerlo. Ella vio como fue bañado, frotado con sal y aceite y envuelto en una manta.
Ella oró, “Señor, ¿podrías librar a mi bebé de la orden del Faraón? Todos los niños recién nacidos israelitas serán arrojados al Nilo”.
Por tres meses se las arregló para ocultar a su hijo de los guardias del Faraón. Ningún egipcio pareció reconocer que ella, una esclava hebrea, ya no estaba embarazada.
Ella se preguntaba, ¿qué haré cuando el bebé ya no duerma tanto y haga más ruido? A medida que crecía dentro de mí, aprendí a amarlo y temer la maldición del Faraón. ¡Señor, mantenlo vivo!
Ella dijo a su hija, “Miriam, vamos a ocultar a tu hermano en una pequeña cesta y colocarlo entre los juncos del río Nilo. La cesta no se hundirá”.
Mientras Miriam se ocultaba, vio a una de las hijas del Faraón y sus siervas que venían al río. La princesa miraba curiosamente a su alrededor. Se oyó el llanto de un bebé. Más allá una cesta se mecía entre los juncos. “Ketsit, mira; hay una cesta. Tráemela”.
Rápidamente su sierva le llevó la cesta. La princesa vio a un bebé dentro de ella. Ella sintió su impotencia y dijo tristemente, “él debe ser uno de los bebés hebreos que mi padre quiere matar”.
Miriam observaba a la princesa. ¿Podría la princesa cuidar de mi hermanito? Tal vez pueda hablar con ella. Ella se escabulló de su escondite.
“Su Alteza, ¿debería encontrar una mujer hebrea para que amamante al bebé por usted?”
“Sí, ese es mi deseo”.
Inmediatamente Miriam fue a su casa. “Madre, una de las hijas del Faraón encontró la cesta. Ella quiere que el bebé sea amamantado. Ven y así podrás hacerlo tú misma. Ella no sabe que eres la madre”.
Jocabed corrió y luego caminó cuando se acercaba al río. “¡Dios, salva a mi hijo! Rescataste a nuestro antepasado José de sus hermanos, de una mujer seductora y de la prisión. Confío a ti mi bebé”.
En el río la hija del Faraón dijo a Jocabed, “lleva a este niño a tu casa y amamántalo para mí. Te pagaré por tu ayuda”.
Jocabed volvió a su casa regocijándose. “Señor, ¿en realidad voy a ser pagada por una princesa egipcia para cuidar a mi hijo? Mi gente y yo somos esclavos de los egipcios. ¡Qué extraño! ¿Por qué la princesa reta a su padre? Gracias que todavía mi hijo está vivo”.
Pasaron unos años y fue necesario que Jocabed regresara su hijo a la hija del Faraón, quien lo adoptó y le dio el nombre hebreo Moisés. Ella declaró, “Es un buen nombre para él, porque significa ‘Lo saqué del agua’”.
Moisés creció con el lujo y la educación de un príncipe de Egipto, mientras su familia hebrea sufría como esclavos de los egipcios.
Soy Elena Gamez por Barbara Steiner. Pronto sabremos más de la vida de Moisés. Por favor visita thisweeksstory.com
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