This Week's Story
A Elizabeth le dijeron: "¡Que una mujer se convierta en doctora es poco femenina e imposible!"

This Week’s Story relives American history and the Bible through brief inspiring stories presented on mp3 audio recordings and text for reading.
¡Tú no puedes ser doctora!
parte uno
“Elizabeth, no te gusta ser maestra. Dices, 'Es monótono tratar de meter el conocimiento en las cabezas'. Es una triste manera de pensar y enseñar. La enseñanza es una profesión de orgullo. ¿Qué vas a hacer?”
"Madre, he decidido ser médico. Esto dará propósito a mi vida, aunque no me gusta estar cerca de personas enfermas".
“¡Que poco realista eres! Nadie quiere a una doctora. Verás cosas que ninguna mujer debe ver. ¿Quieres ser una mujer en un mundo de hombres? Ningún hombre te quiere allí”.
“No estoy de acuerdo contigo. Papa habría considerado mi decisión”.
Elizabeth, vivíamos en Inglaterra hasta que tuviste once años y nunca oí de doctoras. Ahora vivimos en los Estados Unidos y tampoco he oído de una acá”.
“No creo que esa es una razón por la cual no deba convertirme en doctora”.
“Como siempre, eres terca. Me hubiera gustado que en Inglaterra hubieras ido a una escuela de inglés. Debido a que tu padre era un disidente religioso, el gobierno no permitía que nuestros hijos fueran a la escuela”.
Madre, me encantó la educación que recibí en casa. Estoy agradecida que Papa creyó que todos mis hermanos y yo deberíamos ser educados y nuestras mentes estimuladas. Nuestros tutores fueron excelentes. La mayoría de las mujeres jóvenes que conozco han estudiado ya sea música, dibujo, o cómo cuidar de un hogar. Yo estudié idiomas, matemáticas, geografía e incluso metafísica.
Escuché como Papa y sus amigos hablaron sobre abolición de la esclavitud y los derechos de la mujer. Papa dijo que me preparo para la vida.
Elizabeth comenzó a escribir cartas a los médicos. Ellos le aconsejaron, “¡Es imposible y no es femenino que una mujer se convierta en médico! Ninguna escuela de medicina en América te aceptará".
Ella tomó una posición de profesora de música en Carolina del Norte, lejos de casa. Ella pudo ahorrar dinero e inició estudios privados de medicina con la directora, quien antes había sido médico. Su familia la apoyó.
Dos hermanos la llevaron en un carruaje de caballos a su nuevo hogar. Era el 16 de junio de 1845 y Elizabeth tenía 24 años. Se sentía sola y asustada. ¿Podría convertirse en médico? Ella oró, “¡Oh Dios, ayúdame”! Sintió una presencia que quitó sus dudas.
Dos años más tarde tenía $3000,00, lo suficiente para comenzar estudios médicos. ¿Dónde podría ir?
Un médico sugirió, “quizás pueda asistir a la escuela en París, Francia; pero para estar seguro es mejor que se disfrace como un joven”.
Elizabeth contestó: “Nunca me disfrazaría”. Si puedo graduarme de la escuela de medicina y convertirme en médico, tal vez sería más fácil para las mujeres convertirse en doctoras y así ayudar a otras mujeres”.
Elizabeth aplicó a varios colegios médicos y fue rechazada. El 20 de octubre de 1847 recibió una carta muy peculiar de aceptación del Colegio Médico de Ginebra en Nueva York. La Facultad y el decano no podían aceptarla hasta no presentar su solicitud a todos los alumnos hombres. Todos votaron por unanimidad invitarla a ingresar. El próximo mes, ella, Elizabeth Blackwell, era una estudiante en la Facultad de Medicina de Ginebra.
Te invitamos a escuchar pronto la segunda parte de “¡tú no puedes ser una doctora!”
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