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Glenn perdió sus ahorros y llegó a la Universidad de Kansas con $ 7.65.

This Week’s Story relives American history and the Bible through brief inspiring stories presented on mp3 audio recordings and text for reading.

El Volador de Kansas,
parte cuatro

¡Finalmente! Glenn Cunningham recibió su diploma de secundaria. Era 1930 y casi tenía 21 años. Para un joven que amaba tanto la escuela, tuvo un tiempo difícil a través de los doce años que estuvo en ella. No ayudó que había estado en un incendio o que su familia se hubiera mudado frecuentemente. Él había decidido ir a la universidad. Por ocho meses trabajó y ahorró dinero. Sus ganancias también ayudaron a su familia.

Buscó trabajo y lo encontró limpiando graneros, cargando estiércol, recogiendo ceniza, desplumando pavos, y conduciendo camión. Por dos veranos trabajó en un molino de harina, muchas veces trabajando 18 horas al día a $9,00 el día. Buena paga; ¡trabajó duro, sabiamente y rápido!

Para su último año de secundaria, él había ganado suficiente dinero para asistir a una buena universidad por cuatro años. Él no predijo la caída de la bolsa de valores de los Estados Unidos. Los bancos comenzaron a cerrar. Mucha gente perdió sus ahorros, empleos, casas, granjas y ranchos durante lo que llegó a ser la Gran Depresión.

Glenn perdió sus ahorros y llegó a la Universidad de Kansas con $7,65 en su bolsillo. Muchas escuelas le habían ofrecido becas, las cuales rechazó. Él no quería estar en deuda. La Universidad de Kansas no le ofreció beca, a pesar de su extraordinario potencial como corredor. Sus entrenadores notaron su talento, disciplina, y habilidades con el basketball, football, atletismo, y boxeo y se interesaron en ayudarle. Él decidió enfocarse en atletismo, pero todavía estaba el problema de las cicatrices en sus piernas.

H.W. “Bill” Hargiss, quien se convirtió en entrenador de atletismo de Glenn, observó, “Sus piernas fueron marcadas hasta el hueso, con cicatrices que llegaban hasta sus caderas....” Mucho cuidado había que tener con sus piernas. Su piel y músculos eran muy delicados. Los músculos necesitaban ser desarrollados. El masaje era esencial. Su rutina de entrenamiento lo ayudó enormemente a desarrollar fuerza y resistencia.

Los deportes no pagaban sus gastos. Como de costumbre encontró puestos de trabajo. Él trabajó en el estadio universitario, una compañía de seguros y sorprendentemente en la compra de tierras arenosas baratas que pronto tenían pozos de gas.

Glenn era un estudiante de honor y se graduó con las notas académicas muy altas. Durante el tiempo de universidad y la década de 1930 estuvo ocupado estableciendo récords mundiales de carreras en pista, hablando en todo el país y estudiando. Después de retirarse de correr en 1940 enseñó en la Universidad de Cornell y después entró en la marina de guerra durante la II Guerra Mundial.

Luego él y su esposa Ruth durante treinta años ayudaron a niños y niñas abandonados, maltratados y delincuentes. Ellos visitaron el Rancho de la juventud de Glenn Cunningham. Encontraron disciplina, orden, juego, amor y animales. El consejo de Glenn a la gente joven era, “Tengan fe en Dios y nunca se rindan”. Glenn vivió para ser un ejemplo.

Soy Elena Gamez por Barbara Steiner. Espero que estén leyendo más historias en thisweeksstory.com

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