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Glenn Cunningham: campeón mundial de carreras con piernas profundamente cicatrizadas
This Week’s Story relives American history and the Bible through brief inspiring stories presented on mp3 audio recordings and text for reading.
El Volador de Kansas, parte tres
“Hijo, eres fuerte. Apuesto a que pesas 175 libras. Consigue un trabajo. No necesitas el octavo grado”.
Glenn no estaba convencido. Papá no entiende. ¡Quiero continuar en la escuela! Ya perdí cuatro años – tres años porque el fuego quemó la mitad de mi cuerpo. Luego tuve siete meses maravillosos de escuela, antes de que papá y mamá se mudaran a un rancho en Colorado donde no había escuela. Fue otro año perdido.
Mis padres tienen diferencias de opinión y las mantienen, pero lo que papá me dice que haga, lo hago. Más no esto; ¡Me quedo en la escuela!
En 1922 la familia de Glenn se había regresado a Kansas, y él había regresado a la escuela. En los veranos trabajó duro, ahorrando dinero para la Universidad. Cuando empezó su primer año en la secundaria, él tenía dieciocho años. Tres años más tarde se graduó con honores.
Glenn Cunningham era un deportista de naturaleza, a pesar de sus grandes cicatrices y la necesidad de ejercicios por largas horas. Luchó, boxeó, jugó baloncesto, béisbol, fútbol y atletismo. También, cantó bien en coros y tocó violín en la orquesta.
Su entrenador de secundaria, Roy Varney, compartió, “lo elegí para atletismo sacándolo de la sala de estudio y llevándolo a practicar. La primera vez que lo hizo, pudo vencer a todos en la escuela. El único problema que tuve con él en atletismo era lograr que calentara antes de una competencia... le tomaba una milla, tal vez dos millas o más, para que los músculos de sus piernas se aflojaran.
“Glenn tenía un patrón de correr poco tradicional. En aquel tiempo la mayoría de los corredores corrían la primera cuarta de milla más rápido que cualquier otra. Pero Glenn nunca sabía en cualquier carrera que empezaba si sus piernas iban a ceder”.
Al final de su carrera como corredor el estilo de Glenn nunca fue empezar la competencia tomando la delantera. Corría junto a los otros corredores hasta sentirse seguro de sus piernas. Eso sería en la última mitad. Luego despegaba y superaba cada corredor delante de él.
Doc Crawley, un futuro campeón de boxeo del estado de Kansas, estaba en secundaria con Glenn. Doc dijo, “él nunca pensó que era mejor atleta que el resto de nosotros. Creo que era humilde, eso era el... nunca hizo trampa, y no tenía respeto por cualquiera que lo hizo.
“El entrenó todo el año. Si otros chicos rompían las reglas de entrenamiento, se molestaba con ellos. Él a veces no estaba de acuerdo con otros estudiantes y yo diría que era muy enfático de sus creencias, como en el fumar y tomar”.
A Glenn le gustaba correr, y corrió para ganar y no para hacer records. Cuando él compitió en los Relays de la Universidad de Kansas, Brutus Hamilton, un entrenador excepcional de la universidad comentó, “Glenn será el corredor de milla más fuerte que jamás haya estado en una pista. Su fortaleza, su actitud valiente y su corazón y pulmones fuertes, compensan su falta de piernas normales”.
Su último año Glenn compitió en los escolásticos en Chicago y ganó su primer record mundial. Su tiempo fue 4:24.7, un nuevo record mundial para los corredores de una milla. Él había abierto con un sorprendente salto en velocidad en las últimas 100 yardas.
Soy Elena Gamez por Barbara Steiner. Pronto regresaré con el capítulo final de “El Volador de Kansas”.
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