This Week's Story
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Las palabras brotaron del pequeño Glenn Cunningham: "Doc dijo que no volveré a caminar, ¡pero lo haré!"
This Week’s Story relives American history and the Bible through brief inspiring stories presented on mp3 audio recordings and text for reading.
El Volador de Kansas, parte dos
Los vecinos informaron, “El fuego se apagó, pero la escuela fue destruida. No habrá clases hasta que construyamos una nueva. Glenn Cunningham todavía está vivo. Él tiene solo siete años y está quemado desde la cintura hasta los dedos del pie. Su hermano murió”.
Las quemaduras de Glenn fueron profundas. Poco a poco se convirtieron en grandes cicatrices en sus piernas. Muchos músculos de sus piernas se habían caído cuando le cambiaron los vendajes. Su familia tomaba turnos para masajear sus piernas.
Con el pasar de las semanas, Glenn intentaba cientos de veces ponerse en pie pero siempre se caía. Por fin llegó el día de gozo. ¡Él se puso de pie! Inmediatamente dijo, “El doctor dijo que no volvería a caminar, pero lo haré”.
Aprendió una nueva táctica cuando se inclinó en el asiento de una silla y la empujó por el piso. “Madre, Raymond, miren; Estoy caminando”.
Las piernas de Glenn estaban torcidas. Él no podía pararse o caminar, pero estaba decidido a jugar afuera y poner sus piernas a trabajar. Él agarraría la cola de una mula de la familia, o la del poni. Tropezaría y correría detrás. A veces era doloroso.
Los periódicos de Kansas tenían artículos sobre la primera guerra mundial destruyendo a gente y países del mundo, y una historia local acerca de dos niños atrapados en un fuego de una escuela. Jóvenes en todo el estado oraban por la recuperación de Glenn.
El fuego había sucedido el 9 de febrero de 1917. En la primavera, los padres de Glenn pensaban que él necesitaba hacer quehaceres. Comenzó a limpiar palas, arrancar hiervas malas, alimentar y ordeñar las vacas y ayudar a su mamá.
Cuando cumplió nueve años, él podía pararse casi recto. Él siguió trabajando para moverse, caminar y correr. Le encantaba ser activo con su cuerpo, su familia y las mascotas.
Glenn entendía muy bien a los animales. Él tranquilizaba los caballos. Johnny era su burro mascota. Glenn compartió, “Yo lo cuidaba, lo alimentaba y nunca lo maltrataba”. Otra mascota era una cabra. Cuando la cabra quería cornear a Glenn, él se agachaba y jugaba con ella.
En el otoño de 1920, Glenn regresó a la escuela como un estudiante de cuarto grado, aunque tenía once años. Su maestra no entendía por qué él estaba en cuarto grado, hasta que le dijeron sobre el fuego. Ella no había visto las cicatrices en sus piernas, aunque a menudo lo vio masajearlas y ejercitarlas.
¡A Glenn le fascinaba la escuela! Aprendió rápido y era absorbido cada día en el aprendizaje. Su maestra estaba impresionada de lo activa que era su mente y lo amable que era con cualquier alumno que fuera acosado.
En cuarto grado participó en su primera competencia contra los muchachos de la secundaria. No sabía las reglas, pero podía correr. Cuando terminó en primer lugar, él se agachó debajo de la línea de meta en lugar de cruzarla. Los adultos le gritaron, “Chico, para ganar la carrera tienes que romper la cuerda”.
Se levantó de un salto, agarró la cuerda y luego saltó sobre su poni. Él cabalgó a su casa antes de que su padre se enojara porque llegaba tarde. Se perdió de ganar la medalla de oro.
Soy Elena Gamez por Barbara Steiner con Glenn Cunnigham. Muy pronto, más de su historia. Disfruta thisweeksstory.com.
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