This Week's Story
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Era un hombre asignado a una tierra que amaba.

This Week’s Story relives American history and the Bible through brief inspiring stories presented on mp3 audio recordings and text for reading.
Huellas Profundas, parte uno
Vince Joy dejó huellas profundas en el valle del río Copper en Alaska. A veces las personas no identifican sus huellas, a pesar de que las pisan. Su visión lo llevó al Faith Hospital, la estación de radio KCAM, Alaska Bible College, iglesias dispersas en el valle y la disponibilidad de electricidad local.
Su madre recordó: "Cuando Vince era niño, amaba a Jesús. Durante su tiempo en la escuela, los niños lo llamaban Predicador. A veces le hablaban con respeto, y otras veces con sarcasmo". Independientemente de lo que pensaran de él, Vince no se sintió intimidado.
Un día estaba conversando de Jesús con un amigo mientras corrían en la pista de atletismo en su escuela secundaria en Nueva Jersey. Durante la conversación, el sintió un convincente mensaje de Dios, diciéndole que debería ir a Alaska a servirle. El aceptó la dirección del Señor.
A la edad de 23 años estaba en el valle del río Copper en Alaska
con su familia. Era el año 1937. Él y su esposa fueron misioneros pioneros. ¡Se había estado preparando durante años! Todo lo que había encontrado para leer sobre Alaska, lo había leído. Había hablado con personas que habían estado allí. Había asistido al Instituto Bíblico Moody, predicado y enseñado clases.
Era un hombre que apreciaba la naturaleza, también era hábil con equipos para emergencias y construcción. Tenía mucha energía, amaba la música, cantaba en grupos de música y también en la estación de radio WMBI en Chicago.
Años más tarde, un amigo suyo, el coronel Titus, escribió: "Este tipo era un genio en cualquier clase de trabajo que pudieras soñar: cavando pozos, desarmando y armando el motor de un automóvil, plomero de lujo, curandero, psiquiatra familiar y mucho más, ¡también terminó copiándome como PILOTO de avión!"
El día que Vince voló al valle, se acercó a un hombre y le dijo: "¡Soy un misionero que ha venido para quedarse!"
Harry Johns, murmuró para sí mismo: "Esa no es una gran idea". En los años proximos, Harry se convirtió en un jefe nativo de la tribu Ahtna y un pastor cristiano.
Pronto Vince estaba visitando a los nativos de Ahtna y a los blancos dispersos por todo el valle. Viajó al estilo de Alaska, saltando sobre el hielo para cruzar el río Copper. No había puentes disponibles.
Su esposa Beckie escribió: "Una vez Vince se cayó mientras cruzaba el río. El agua le llegó a la cintura y pensó que estaba en el río hasta que sus pies golpearon un trozo de hielo. Cuando salió y caminó hacia su casa, tuvo que quebrar el hielo de sus piernas para poder subir los escalones".
Vince escribió sobre sus aventuras en el rio: "Es la única forma de cruzar... en la otra orilla doy gracias al Señor por la protección que me dio y luego me dirijo al trabajo. Camino a las cabañas de los nativos y les cuento la historia. Ellos escuchan, pero algunos no pueden entender. Los nativos más jóvenes les traducen en su idioma las palabras de Cristo mientras hablo".
Cuando la gente llamaba a Vince, él iba a ellos. Elizabeth, una de las personas Ahtna, escribió: "Cuando la gente muere, tenemos una costumbre: nos acostamos en el suelo con las manos sobre la cabeza. Vince hacía lo mismo con los indios. Nunca antes un blanco hizo eso".
Esta es Barbara Steiner interrumpiendo la historia de Vince. Pronto conoceremos más de su familia y sus huellas.
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