This Week's Story

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Dios, no coincidencia, suplió la necesidad de Elijah, una viuda y yo.

This Week’s Story relives American history and the Bible through brief inspiring stories presented on mp3 audio recordings and text for reading.

Lo Que Él Sabia

Era en 1988 y mis ingresos ya se habían reducido y mis deudas financieras aumentaron. Cuando recibí la carta de mi hija Beth, ya había pagado las facturas recientes. Teníamos comida en el refrigerador. Mis hijos el de dos años, y el de tercer grado estaba bien. No tenía una cuenta de ahorros, dos o tres dólares en mi cartera y unos veinte dólares en mi cuenta de cheques.

Beth, que asistía a la escuela en Alemania, escribió esto: “Mamá, ¿me podrías enviar $ 50.00?” Tenía una fecha límite y no tenía el dinero.

A la mañana siguiente, mientras daba una clase de piano, mi estudiante Pam dejó un saco en mi cocina, y le pregunté: “¿qué pusiste en la cocina?”

“¡Nueces! Sé que te gustan y mi familia de Texas me las trajeron”.

“Gracias! Haré un pastel de nueces”.

Cuando ella se fue, descubrí que en el saco había un pequeño sobre con un billete de cincuenta dólares. Llamé a Pam por teléfono. “¿Por qué pusiste $ 50.00 en el saco?”

“No lo sé. Esta mañana estaba pensando: le daré nueces a Barbara y le pondré cincuenta dólares junto con ellas. Por alguna razón pensé que necesitabas el dinero”.

“Tienes razón. Beth necesita $ 50.00 de inmediato y yo no los tengo”.

"Dios me dió la idea, Barbara”.

Me costaría $ 10.00 para enviar el dinero y a Beth $ 10.00 para cobrarlo. Asi es que, envié el dinero por correo. Beth lo recibió a tiempo. Sabía que el regalo no era una coincidencia.

Hace 2.000 años, Jesús conocía a otra mujer y su buen corazón. Él estaba en el templo judío de Jerusalén, observó a gente rica que ponía dinero en cajas de madera con un embudo de bronce.

Una pobre viuda dejó caer dos monedas pequeñas en la caja haciendo dos sonidos. Jesús le dijo a la gente que estaba con él: “Esta pobre mujer dio más que todas las otras personas. Dieron una pequeña parte de su dinero que les sobraba. Ella dio todo lo que tenía”.

En una historia del Antiguo Testamento de la Biblia, estaba Elías cansado y aterrorizado. La reina Jezabel de Israel había jurado matarlo. Huyó por el desierto para salvar su vida. Al final del día, él oró: “Ya he tenido suficiente, Señor. Toma mi vida”.

Dios proporcionó comida para Elías y viajó por cuarenta días al monte Sinaí. Era la montaña en la que Moisés recibió los Diez Mandamientos. Elías pasó la noche en una cueva.

A la mañana siguiente, Dios le habló. “Elías, ¿qué estás haciendo aquí?”

“Señor, te he servido, pero los israelitas han roto su acuerdo contigo. Han destruido altares de adoración para ti y han matado a cada uno de tus profetas. Soy el único profeta que queda y ahora la gente está tratando de matarme”.

Dios le dio a Elías un trabajo que hacer e información. “Elías, estoy protegiendo a 7 mil personas en Israel que nunca se han inclinado y besado al ídolo Baal”.

Elías siguió pensando: yo no soy el único. Lo que no sabía, Dios lo sabía.

Soy Elena Gamez por Barbara Steiner con tres mini historias. Las dos últimas se pueden encontrar en Marcos 12 y I Reyes 19 de la Biblia.

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