This Week's Story

Una pelea escolar y un juego de béisbol se reúnen conquistadores y sacerdotes.

This Week’s Story relives American history and the Bible through brief inspiring stories presented on mp3 audio recordings and text for reading.

No en Busca de Oro

Un estudiante entró en mi clase de inglés. "Sra. Steiner, hay una pelea allí afuera".

Rápidamente fui y vi a dos muchachos. Uno tirado en la banqueta y el otro golpeándole la cabeza contra el cemento. Un estudiante pasaba cerca. Yo le dije, "¡Por favor, consigue ayuda!" Miró y no hizo nada.

Por experiencias anteriores sabía que no era sabio meterse en peleas de estudiantes que no eran mis alumnos. Llamé a un compañero, quien obtuvo ayuda. La pelea terminó.

Me pregunté, "¿No le preocupó a ese muchacho que golpeando la cabeza de alguien contra el cemento podría causarle la muerte o daño cerebral permanente? ¿No pudo calmar su ira y pensar en las consecuencias?".

La crueldad y compasión me han sorprendido a menudo cuando he leído sobre eso en historia.

Un viernes mis alumnos de séptimo grado y yo estábamos jugando

softbol. Le tocaba a Andrés el turno con el bate. Él no sabía cómo sostener el bate. Él golpeó la bola como si estuviera cortando leña con un hacha. Él ponchó. De nuevo fue puesto a batear. Él estaba listo para cortar madera cuando dos chicos del séptimo grado, Bobby y C.J. fueron donde él.

Oí a Bobby decirle, "sostén el bate así y golpea así”. Él le mostro como hacerlo. Luego puso las manos de Andrés en el bate y le enseñó como colocarse en home.

C.J. dijo, “eso, así es. ¡Tú puedes hacerlo!”

¡A jugar! La bola vino y Andrés la golpeó. Era una rola y milagrosamente Andrés llegó a primera base. Yo estaba muy orgullosa de Bobby y C.J. Con el ejemplo que dieron nadie pudo ridiculizar a Andrés. Todos ganamos el juego.

Recientemente cuando leí de los primeros españoles y portugueses que llegaron al nuevo mundo en el siglo XVI, pensé, "Esta es la historia de despiadados". Ellos querían oro y territorio; e iban a destruir a cualquiera a su paso. Su crueldad fue igualada con la crueldad de indígenas que practicaban canibalismo, rituales de asesinatos y sacrificios de sangre.

En mi lectura también conocí de jóvenes sacerdotes, que llegaron al nuevo mundo con los conquistadores. Amaban a Dios y querían servirle. En Europa fueron obstaculizados repetidamente por la corrupción en la iglesia. Gran parte de la iglesia estaba ocupada vendiendo falsas reliquias e indulgencias, por las que la gente podría pagar para perdón de sus pecados. Los que no estaban de acuerdo fueron arrestados y torturados por la iglesia.

Estos jóvenes, se dieron cuenta que la mejor puerta para el servicio era convertirse en sacerdote católico y entrar en las órdenes Franciscanas o Dominicanas.

Ellos se enfocaron en el servicio y la obediencia. Tenían que servir, no ser amos; dadores, no recibidores. Debían enseñar, establecer misiones y ser caritativos.

En el nuevo mundo, establecieron misiones con orfanatos, escuelas para los indígenas y albergues para las personas que eran pobres y hambrientas. Los indios mataron a muchos sacerdotes, pero muchos otros llegaban para tomar sus lugares. Miles de indígenas se dieron cuenta del amor de Dios al ser testigos del servicio y el sufrimiento de los sacerdotes. Mientras los conquistadores, como Cortés y Pizarro, llegaron para asesinar y robar, los sacerdotes llegaron y lograron lo que miles de soldados no pudieron.

Soy Elena Gamez narrando por Bárbara Steiner, agradecida por esos jóvenes sacerdotes de los siglos XV y XVI.  Por favor visite:  thisweeksstory.com

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